domingo, 6 de marzo de 2016

Intelectuales europeos llaman a la solidaridad con las personas Refugiadas


Un llamamiento lanzado por Étienne Balibar y otr@s en solidaridad con l@s refugiad@s. Firma rellenando nombre, correo electrónico y país.

¡Acoger a l@s refugiad@s en Europa – Una necesidad política y moral!

Nosotros, ciudadanos de los Estados Miembros de la Unión Europea, del Espacio Schengen, de los Balcanes, del Mediterráneo y Oriente Medio, así como ciudadanos de otros países en el mundo, que comparten nuestras preocupaciones, estamos lanzando un llamamiento de emergencia a nuestros co-ciudadanos, a nuestros gobiernos y a nuestros representantes en los parlamentos nacionales y en el Parlamento Europeo, así como en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y en la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados:
¡Los refugiados deben ser rescatados y acogidos!
Ya desde hace años, los inmigrantes del sur del Mediterráneo que huyen de la pobreza, la guerra y la represión se están ahogando en el mar o se estrellan contra alambre de púas. Cuando han logrado cruzar el mar, después de haber sufrido la extorsión a manos de bandas de contrabandistas, son expulsados, encarcelados, o arrojados a la clandestinidad por los estados que los definen como "peligros" y "enemigos". A pesar de esto, son perseverantes y valientes, se ayudan unos a otros para salvar sus vidas y crear una esperanza de futuro.
Puesto que las guerras de Oriente Medio y especialmente en Siria han alcanzado proporciones de masacres en masa y no hay un fin a la vista, la situación ha empeorado. Las poblaciones se mantienen como rehenes de las partes en conflicto, bombardeados, mueren de hambre y están aterrorizados. Poblaciones enteras se han visto obligadas a un peligroso éxodo que ha costado miles de vidas y que empuja a hombres, mujeres y niños hacia los países vecinos y ahora están llamando a las puertas de Europa.
Esta es una importante catástrofe humanitaria de dimensiones históricas y nos pone ante una responsabilidad de la que no hay salida.
La incapacidad de los gobiernos de todos nuestros países para poner fin a las causas de este éxodo (si no están de hecho contribuyendo a su exacerbación) no les exonera de la obligación de proteger y recibir a los refugiados, respetando sus derechos fundamentales que, con el derecho a asilo, están consagrados en las declaraciones y convenciones de la legislación internacional.
Sin embargo, con pocas excepciones - como la iniciativa ejemplar de Alemania, una iniciativa que aún no ha sido suspendida, y el gigantesco esfuerzo por parte de Grecia para rescatar, acoger y acompañar a los miles de supervivientes que a diario llegan a sus costas, aun cuando su economía se ha sumido en la austeridad devastadora - los gobiernos de Europa se han negado a hacer frente a la situación generada, no se lo explican a sus poblaciones, y no organizan la solidaridad. No van más allá de los egoísmos nacionales. Por el contrario, de este a oeste y de norte a sur han rechazado el plan mínimo para la distribución de los refugiados elaborado por la Comisión Europea o están involucrados en sabotearlo directamente. Y aún peor, están involucrados en la represión, la estigmatización y el maltrato a los refugiados e inmigrantes en general. La situación de la 'jungla' de Calais, seguida ahora por su desmantelamiento violento, contradiciendo el espíritu y la letra de una decisión judicial, es escandalosa, y no es el único ejemplo que ilustra su quehacer.
Por el contrario, los ciudadanos de Europa y de otras partes, los pescadores y habitantes de Lampedusa y Lesbos, activistas de ayuda a los refugiados y las redes de apoyo al inmigrante, laicos y religiosos, centros de acogida, además, de artistas e intelectuales son los que han salvado su honor y han mostrado el camino hacia una solución. Sin embargo, éstos se enfrentan a una insuficiencia de medios y – a veces – a la hostilidad de las autoridades públicas y tienen que hacer frente, como los refugiados e inmigrantes a un crecimiento rápido de un frente xenófobo europeo que va desde la violencia abiertamente racista y organizaciones neofascistas hasta líderes políticos y gobiernos ‘respetables’ que se han decantado por un discurso marcado por el nacionalismo y la demagogia. Se enfrentan dos Europas incompatibles y, a partir de ahora, tendremos que escoger entre ellas.
Esta tendencia xenófoba, que es mortal para las víctimas de la violencia y ruinosa para el futuro del continente europeo como espacio de libertad debe revertirse inmediatamente.
Con más de 60 millones de refugiados en el mundo, Líbano y Jordania acogen a un millón de ellos cada uno (que representan el 20 por ciento y 12 por ciento de su población respectivamente), y Turquía acoge a 2 millones (3 por ciento). ¡El millón de refugiados que llegaron a Europa en 2015 (una de las regiones más ricas del mundo a pesar de la crisis) sólo representa el 0,2 por ciento de su población! Los países europeos, tomados en su conjunto, no sólo tienen los medios para recibir y acoger a los refugiados y tratarlos con dignidad, también deben hacerlo con el fin de seguir reclamando los derechos humanos como fundamento de su política. También es de su interés si quieren empezar a recrear las condiciones para la paz y la seguridad colectiva con todos los países del Mediterráneo que han compartido la misma historia y el mismo legado cultural durante miles de años. Y esto es lo que se tiene que hacer para eliminar de nuestro horizonte para siempre el espectro de una nueva época de discriminación institucional organizada y de la eliminación de los seres humanos "indeseables".
Nadie puede decir cuándo y en qué proporción los refugiados 'volverán a casa', y nadie debe subestimar la dificultad del problema que hay que resolver, la resistencia que genera y los obstáculos y peligros que lleva consigo. Pero nadie puede seguir ignorando la voluntad de los pueblos a acoger refugiados al deseo de los refugiados de integrarse. Nadie tiene el derecho de declarar que el problema no se puede resolver con el fin de evadirlo más fácilmente.
Se necesitan medidas de emergencia a gran escala y eso urgentemente.
La tarea de proporcionar asistencia a los refugiados de Oriente Medio y África en el marco de una situación de emergencia ha de ser proclamada e implementada por los órganos de gobierno de la UE y desarrollada por todos los Estados Miembros. Tiene que ser apoyada por las Naciones Unidas y ser objeto de una consulta permanente con los estados democráticos de toda la región
Se tienen que desplegar fuerzas civiles y militares, no para llevar a cabo unas acciones de guerrilla costera contra los “contrabandistas'', sino para llevar ayuda a los inmigrantes y para poner fin al escándalo de los ahogamientos en el mar. En este marco será posiblemente necesario tomar medidas enérgicas contra el tráfico de personas y hay que condenar la complicidad que se beneficia de él. Se trata de prohibir el acceso legal que genera prácticas mafiosas, y no lo contrario.
La carga de los países receptores de primera línea, en particular Grecia, debe aliviarse inmediatamente y se debe reconocer su contribución al interés común.
La zona de libre circulación de Schengen debe ser preservada, pero se tiene que suspender el Reglamento de Dublín que permite devolver a los inmigrantes al país de entrada y se debe renegociar un nuevo reglamento. La UE está presionando [[O: debe presionar?!]] a los países del Danubio y de los Balcanes a que vuelvan a abrir sus fronteras y debe negociar con Turquía para convencerles de que dejen de usar a los refugiados como una excusa político-militar y de moneda de cambio.
Al mismo tiempo se debe poner a disposición transporte aéreo y marítimo para transferir a todos los refugiados registrados a los países del norte de Europa que tengan objetivamente capacidad para recibirlos en lugar de dejar que se acumulen en un pequeño país con el riesgo de convertirse en un ‘vertedero’ de la humanidad.
A más largo plazo, Europa – que se enfrenta a uno de los grandes desafíos que está cambiando el curso de la historia de los pueblos – tiene que desarrollar un plan de ayuda y de gestión con control democrático para los supervivientes de esta gran masacre y para los que ayudan. Se tienen que establecer no sólo cuotas de acogida, sino también la ayuda social y educativa y, por lo tanto, un presupuesto especial y disposiciones legales que garanticen nuevos derechos que incorporen a las poblaciones desplazadas en las sociedades de acogida de una manera digna y pacífica.
No hay otra alternativa. ¡Es hospitalidad y el derecho a asilo o barbarie!
3 de marzo de 2016
Este llamamiento ha sido promovido, entre otros, por:
Michel AGIER (France)
Horst ARENZ (Germany)
Athéna ATHANASIOU (Greece)
Chryssanthi AVLAMI (Greece)
Walter BAIER (Austria)
Etienne BALIBAR (France)
Sophie BESSIS (Tunisia)
Marie BOUAZZI (Tunisia)
Hamit BOZARSLAN (France, Turkey)
Judith BUTLER (USA)
Claude CALAME (France)
Marie-Claire CALOZ-TSCHOPP (Switzerland)
Dario CIPRUT (Switzerland)
Patrice COHEN-SEAT (France)
Edouard DELRUELLE (Belgium)
Matthieu DE NANTEUIL (Belgium)
Meron ESTEFANOS (Erythrea)
Wolfgang-Fritz HAUG (Germany)
Ahmet INSEL (Turkey)
Pierre KHALFA (France)
Nicolas KLOTZ (France)
Justine LACROIX (Belgium)
Amanda LATIMER (UK)
Camille LOUIS (France)
Giacomo MARRAMAO (Italy)
Roger MARTELLI (France)
Sandro MEZZADRA (Italy)
Toni NEGRI (Italy)
Maria NIKOLAKAKI (Greece)
Josep RAMONEDA (Spain)
Judith REVEL (France)
Vicky SKOUMBI (Greece)
Barbara SPINELLI (Italy)
Bo STRÅTH (Sweden)
Etienne TASSIN (France)
Mirjam VAN REISEN (The Netherlands)
Hans VENEMA (The Netherlands)
Marie-Christine VERGIAT (France)
Frieder Otto WOLF (Germany)
Mussie ZERAI (Erythrea)
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